Recuerdo cuando mis compañeras de
secundaria y preparatoria comentaban los días lunes las películas románticas
que habían visto el fin de semana y también recuerdo ser la única que no podía
comentar nada sobre el tema ya que por esas épocas empleaba los fines de semana
para pasar tiempo de calidad con mi papá, quien estaba recién separado de mi
madre. Pero un día llegó el inevitable momento en el que quise ver las
películas comentadas y así tener algo de que hablar con ellas al iniciar la
semana. ¿Mi veredicto? Entretenidas, algunas
graciosas pero definitivamente alejadas de la realidad, al menos de la realidad
que yo veía; es decir mientras en la trama del 98% de dichas películas la
protagonista es una mujer con carrera, rondando los 40 años (que aquí ya se
consideraría solterona), con un buen empleo y un lindo departamento y que es
pretendida por algún director de alguna empresa o algún creativo muy reconocido
que usa trajes carísimos y ninguno de los 2 tiene hijos. Aquí tenemos a la
chavita que apenas rebasa los 20 (en el mejor de los casos), le cuesta trabajo
sacar buenas calificaciones y prefiere ser novia del chavo más grande que tiene
problemas en casa, la engaña y de lejos se ve que no tendrá un buen futuro, que
de su compañero buena onda que la está rondando pero que sabe nunca será
correspondido.
Y así en nuestras historias de amor las
cosas no salen bien al final, el tipo sigue viviendo con sus padres, sin
empleo, con preparatoria trunca, 4 novias y 2 hijos con una y 1 con otra,
mientras la chica sufre por solventar los gastos de una madre soltera y el
estigma de conseguir una pareja que la acepte a ella y a su hijo/a producto de
una relación fallida y apresurada que nada tuvo que ver con los guiones
interpretados por Sara Jessica Parker y Hugh Grant.
Al principio creía que dichos churros
hollywoodenses eran los culpables de los terribles desenlaces amorosos de
nuestra clase media baja y argumentaba que mientras las mujeres querían su
cuento romántico con un final tipo "y vivieron felices para siempre",
los hombres tomaban como role model la insufrible saga de Rápido y furioso,
¡Tal para cual! ¿Apoco no?
Pero la verdad es que la chavita de
clase media mexicana siempre se siente atraída por el perdedor y es algo que
arrastramos por 3 o hasta 4 periodos de nuestra juventud. ¿Apoco no suena
romántico que me imagine haciendo vida con aquel tipo consumidor de marihuana
que sigue pensando que National Geographic es un canal cultural, que apenas si ve a
su hijo y cuya fuente de ingresos es vender chacharas en el tianguis; pero
nunca consideré ser novia de aquel tipo con buen tema de conversación, ideas
centradas, planes cimentados de su futuro y en general un porte netamente
gallardo? Si lo anterior fuera la primicia para la trama de una de esas
películas que pasan los fines de semana en televisión abierta, seguro al final
terminaría corriendo arrepentida a los brazos del buen chico quien me aceptaría
aún después de haberlo pisoteado, humillado y hacerlo menos por el otro tipo
que me acabo de dar cuenta nunca me quiso... Pero no es una película, es la
vida real y cagarla es humano así que al final de esta comedia romántica a la
mexicana lo único que queda es reprochar: ¡Todos los hombres son iguales!
Solange G (Sin punto)
Solange G (Sin punto)
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