CONTRACULTA

CONTRACULTA

viernes, 17 de abril de 2015

¿Necesitas terapia? Acércate, podemos ayudarte.



¿Qué tan baja debes tener el autoestima, como para acostarte con medio barrio? ¿Te lo has preguntado? A ver ¿por qué te ofendes? Na, na, na, que libertad sexual ni que la chingada, para el placer no es necesario acostarte con quien puedas, para la satisfacción sexual te masturbas y buscas el momento perfecto con la persona perfecta para tener relaciones, eso es placer. Pero andar recolectando fluidos sólo porque sí, eso es meramente, inflar el ego.

Seguramente tienes tantas inseguridades dentro que tratas de taparlas auto engañándote con la idea, "he tenido a quien he querido" y no hay nada más bajo que esa chaqueta mental.

¿Te haz analizado un poco? ¿Acaso durante tu adolescencia no tenías lo necesario para atraer al sexo opuesto? ¿Tenías sobrepeso? ¿Acné extremo? Tal vez años después conseguiste librarte de la fealdad externa y decidiste que era tiempo de darle vuelo a la hilacha y de cierta manera tratas de compensar "el tiempo perdido", tiempo en donde lo feo en ti sólo estaba por fuera y ahora que esa fealdad está por dentro te crees todo un imán de parejas sexuales en potencia.

Las presas huelen tus intenciones, saben a lo que le tiran y mientras tú te enalteces con el like número 100 de tu nueva foto de perfil, la presa resulta el cazador ya que te ha dejado por otra personalidad con las mismas inseguridades pero mejor apariencia.

A todos nos hace bien el sexo casual de vez en cuando, el único benéfico es subir un poco el autoestima pero si eres un ente que sólo sabe coger con A, B, C, D, E... Te recomiendo vayas a terapia, tal vez te pueda ayudar a que tus traumas de adolescencia e infinitas inseguridades no te peguen una infección venérea o te den un hijo no planeado.

Becky Q.


lunes, 9 de febrero de 2015

(Muy) Breves apuntes sobre lo que llaman Karma


- "No puedes andar por la vida siendo un ojete sin esperar nada a cambio"
 
- Sí, tienes razón el karma es cabrón ¿verdad?
 
- mmm no, no creo en el karma como tal
 
- Pero es lo que acabas de decir
 
- Pues, el fondo puede ser más o menos el mismo pero nunca lo llamé karma
 
- ¿Entonces?
 
- Pues es verdad que creo en una causa efecto en la vida pero no le puedo decir karma
 
- Pero ¿por qué?
 
- Porque no soy alguien religioso ¿ves? Es ridículo decir que no creo en dioses o en fantasmas pero que sí creo en el karma.
 
- ¿O sea cómo?
 
- Sí sabias que Karma es un término religioso ¿No? Entonces decir que creo en el karma es como si celebrara el hanukkah o como si fuera a confesarme cada 8 días sin creer en dios. 
 
Seguido tengo conversaciones como la que transcribo arriba y es que al ir desde hace muchos años por el camino del escepticismo, el término "karma" no figura dentro de las cosas en las que crea. Pero como bien dejé en claro a mi interlocutor en el fragmento de charla citado arriba, sí creo en la premisa que enuncia que "en esta vida todo se paga".
 
Justicia divina, justicia poética, karma, destino, como lo quieras llamar todos sabemos que de la manera en que vivamos seremos correspondidos, muy profundo para un escéptico declarado ¿no? Pero la verdad es que no hay nada más lógico que pensar en el mal que le pudiste haber hecho a alguien cuando algo malo te está pasando a ti y no es que literalmente alguien te esté regresando esas "malas vibras" por haber sido un(a) culero(a) hace unos meses; el hecho es que tu lado humano adquiere cierta empatía con la o las personas a las que les hiciste pasar algo similar a lo que en el momento te acongoja y si eres de aquellos inconscientes que no le cae el 20 de que hace tiempo hiciste algo parecido a lo que hoy te lastima, siempre podrás contar con el buen amigo que te haga recordar que eso te está pasando por haber sido un mierda que no creía en consecuencias o remordimientos.
 
A lo que me refiero es que para mí eso de "pagar por tus actos" no es más que la manera en la que relacionas tus malas acciones (inconscientes o no) con tu sufrimiento, en el momento tendrás dos salidas fáciles para justificar tu sufrible condición: "estaba pedo/a" o "es el karma", ¿Qué fácil, no?
 
Y "la causa efecto en la vida" a la que me refiero es del tipo "ando todo jodido (física, anímica y monetariamente) y aunque disfruto de andar de hedonista, esta pinche gastritis me hace pensar en esos fines de semana en los que ingerí mucho alcohol, sin comer bien, durmiendo poco, fumando mucho y en los que también pude haber coqueteado con alguien que quizá pensó en que quería algo serio con ella y al final sólo lastimé sus sentimientos; quizá ella ahora ya olvidó todo pero yo me estoy retorciendo de un dolor terrible en la boca del estómago y no es un castigo por haber jugado con los sentimientos de una persona sino las consecuencias inevitables de los excesos en las noches en las que tuve a mal dar señales erróneas a alguien.
 
¿Ven? No hay gran misterio en esto del infierno terrenal lo que sí es algo inexplicable es porque a veces le va tan mal a personas tan buenas, he visto muchos casos y de verdad espero que su desenlace sea de lo mejor. Mientras, no tenemos de otra más que vivir y actuar de la manera más sensata posible.

Pugy.





jueves, 5 de febrero de 2015

Necrofilia punk



Cuando adolecentes, elegimos uno o varios géneros musicales con los que sentimos complicidad auditiva e 
identidad estética. El punk es uno de los que yo elegí. Lo elegí porque sus ondas sonoras masturbaban las ideas que vivían entonces en mi cabeza. Además, el histrionismo estético de largas y coloridas crestas, remaches y botas largas, apelaban a la idea que yo sostenía era la viva imagen de la rebelión sin censura. Siempre tuve la duda del por qué otros elegían el punk. ¿Tendrían las mismas motivaciones que yo? ¿A ti por qué te gusta el punk? Inquirí a varios amigos y conocidos en mi adolescencia. Las respuestas siempre versátiles: desde trivialidades hasta pendejas políticas o existenciales que me sacaban de pedo. Sin olvidar las que aludían simplemente a la actitud por encima de las anteriores.

Que porque era una manera de chingar al sistema (¿cuál pinche sistema, el solar, el político, musical? ¡sepa la chingada!), así, sin más, contestaban una buena cantidad de ellos. Otros aparentemente más informados, respondían que se trataba de una desobediencia política y que por definición el punk es anarquista. Otros, aparentando conocer los principios rectores de la vida, respondían: porque la vida y la existencia es una mierda y somos mierda, somos basura, los podridos del sistema (¡puta madre! Pero, ¿cuál pinche sistema?). Finalmente, los más laxos decían, a mi me vale verga la política o las mamadas esas del existencialismo. Yo soy punk porque vivo como quiero vivir, hago lo que quiero cuando quiero. El punk es actitud, música, fiesta sin control, y eso sí, ropa estilo hot topic. No obstante la variedad de respuestas, todas tienen un rasgo en común: son todas justificaciones para pensar, actuar o aparentar.



Para mi fue difícil no sentir influencias de cada tipo de respuesta, no me justifica el haber sido adolescente,  sino pendejo. Ninguno entre mis conocidos o fuera de ellos comprendió (al menos durante su etapa adolescente), que el punk no necesita justificación. Yo soy punk y ya, lo soy porque no necesito justificarme para serlo. A quién le importa tu compromiso político, tus debates existenciales o el hecho de que te tome horas levantar esa enorme cresta y otras tantas para amarrarte las agujetas de longitudes kilométricas. Tampoco importa si la música fue parida, abortada o creada en laboratorio. Ahora con varios años más en mi haber, he visto gran cantidad de documentales que tratan de responder a la pregunta ¿qué es punk? Muy bien idiotas, ahora tengo las mismas respuestas que oí cuando era adolecente, con la diferencia de que no son mis conocidos, sino los conocidos de cualquier hombre o mujer que se diga seguidor del género musical que aquí hemos manoseado. Sí, esos que se proclaman los padres históricos del punk, las   “old school bands”. 

 Éstos afirman que el punk está muerto y afortunadamente no se equivocan. Lo que no dicen es que ellos en complicidad nuestra lo matamos. No han sido las “teen bands”  o el libre mercado sino la obstinación de justificar el punk. Actualmente, prefiero pensar que no hay más punk vivo, que todo murió. Sin embargo, en mi persona hay una especie de necrofilia musical y el hecho es que el punk aún masturba mi cerebro. 

Elapestoso.

Comedia romántica a la mexicana




Recuerdo cuando mis compañeras de secundaria y preparatoria comentaban los días lunes las películas románticas que habían visto el fin de semana y también recuerdo ser la única que no podía comentar nada sobre el tema ya que por esas épocas empleaba los fines de semana para pasar tiempo de calidad con mi papá, quien estaba recién separado de mi madre. Pero un día llegó el inevitable momento en el que quise ver las películas comentadas y así tener algo de que hablar con ellas al iniciar la semana. ¿Mi veredicto? Entretenidas, algunas graciosas pero definitivamente alejadas de la realidad, al menos de la realidad que yo veía; es decir mientras en la trama del 98% de dichas películas la protagonista es una mujer con carrera, rondando los 40 años (que aquí ya se consideraría solterona), con un buen empleo y un lindo departamento y que es pretendida por algún director de alguna empresa o algún creativo muy reconocido que usa trajes carísimos y ninguno de los 2 tiene hijos. Aquí tenemos a la chavita que apenas rebasa los 20 (en el mejor de los casos), le cuesta trabajo sacar buenas calificaciones y prefiere ser novia del chavo más grande que tiene problemas en casa, la engaña y de lejos se ve que no tendrá un buen futuro, que de su compañero buena onda que la está rondando pero que sabe nunca será correspondido.



Y así en nuestras historias de amor las cosas no salen bien al final, el tipo sigue viviendo con sus padres, sin empleo, con preparatoria trunca, 4 novias y 2 hijos con una y 1 con otra, mientras la chica sufre por solventar los gastos de una madre soltera y el estigma de conseguir una pareja que la acepte a ella y a su hijo/a producto de una relación fallida y apresurada que nada tuvo que ver con los guiones interpretados por Sara Jessica Parker y Hugh Grant.



Al principio creía que dichos churros hollywoodenses eran los culpables de los terribles desenlaces amorosos de nuestra clase media baja y argumentaba que mientras las mujeres querían su cuento romántico con un final tipo "y vivieron felices para siempre", los hombres tomaban como role model la insufrible saga de Rápido y furioso, ¡Tal para cual! ¿Apoco no?



Pero la verdad es que la chavita de clase media mexicana siempre se siente atraída por el perdedor y es algo que arrastramos por 3 o hasta 4 periodos de nuestra juventud. ¿Apoco no suena romántico que me imagine haciendo vida con aquel tipo consumidor de marihuana que sigue pensando que National Geographic es un canal cultural, que apenas si ve a su hijo y cuya fuente de ingresos es vender chacharas en el tianguis; pero nunca consideré ser novia de aquel tipo con buen tema de conversación, ideas centradas, planes cimentados de su futuro y en general un porte netamente gallardo? Si lo anterior fuera la primicia para la trama de una de esas películas que pasan los fines de semana en televisión abierta, seguro al final terminaría corriendo arrepentida a los brazos del buen chico quien me aceptaría aún después de haberlo pisoteado, humillado y hacerlo menos por el otro tipo que me acabo de dar cuenta nunca me quiso... Pero no es una película, es la vida real y cagarla es humano así que al final de esta comedia romántica a la mexicana lo único que queda es reprochar: ¡Todos los hombres son iguales!

Solange G (Sin punto)